La historia del canguro: Ten cuidado con lo que pides


El primo de mi amigo siempre quiso tomarse una foto con un canguro. Durante toda su niñez pedía plata en vez de regalos en sus cumpleaños y en Navidad, para poder conseguir el suficiente dinero para ir a Australia y tomarse una foto con un canguro. En su cumpleaños número dieciocho, había ahorrado suficiente dinero para cubrir el plan económico para ir a un campo australiano donde había muchos canguros. Su familia estaba muy contenta y él prácticamente no lo podía creer.

Cuando llegó a Australia, su vuelo arribó con retraso y perdió la conexión con el bus hacia su hotel reservado en el campo y, dado que sus recursos eran limitados, decidió hacer dedo. Un hombre australiano lo recogió y empezaron a circular por el área rural. El hombre con quien viajaba se cansó y dijo que tendría que parar para dormir en un hotel. El muchacho dijo que no tenía suficiente dinero para quedarse en el hotel pero que podría continuar manejando mientras el otro hombre durmiera, ya que tenía su licencia de conducir.

El hombre estaba bastante preocupado. Primero, los australianos manejan en el sentido opuesto a los colombianos y, segundo, las carreteras australianas son muy peligrosas de noche porque los canguros se le atraviesan a los carros. El muchacho colombiano aseguró que manejaría con mucho cuidado. Luego de dos horas de manejo, un canguro saltó de los arbustos y se dirigió al carro. El muchacho frenó en seco y el hombre se despertó. Salieron a ver al canguro y era obvio que estaba muerto, aunque no tenía ninguna marca. El muchacho le contó al hombre sobre su sueño de tomarse una foto con un canguro. Así que pararon al canguro, el muchacho le puso el morral encima y su brazo alrededor y le pidió al hombre que le tomara una foto. Cuando se iluminó el flash, enorme sería su sorpresa al ver que el canguro no estaba muerto, solamente estaba privado y salió corriendo hacia los matorrales con el morral del muchacho, su pasaporte, su dinero, su tiquete de avión, y todo lo que él tenía. El muchacho fue a hablar con las autoridades australianas y éstos encontraron su historia bastante dudosa, por lo cual decidieron deportarlo a Colombia con solo una foto de él y el canguro. Ten cuidado con lo que pides, 10 puedes conseguir. ¡Ja, Ja!

¿Crees esta historia? Yo no estaba convencida de que fuera cierta hasta que oí que un canguro australiano aterrizó en el aeropuerto de Bogotá, solamente con un morral y un pasaporte, alegando (en su mal español) ser un colombiano de dieciocho años. Fue así que supe que la historia era real.

Es Hora de Despertar
Sakti Ishaya y Bhushana Ishaya

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