La medicina del perdón – por Federico Acosta

La medicina del perdón – por Federico Acosta

Hay cosas que por simples les restamos valor. Cosas poderosas que perdemos por pura ignorancia. Una de ellas es el poder sanador del perdón. Una fuerza real y liberadora que hoy está siendo tratada como ciencia en un área evolucionada de la medicina. La medicina del perdón, así se la llama. Esta rama investiga a través de diferentes tipos de experimentos el efecto medicinal que provoca la liberación de ese caudal de energías estancadas en diferentes partes del cuerpo y que son las emociones no procesadas. Las emociones son un tipo de energía que influye y se manifiesta en la vida de diferentes maneras.

Aunque son bien conocidas, al no contar nuestra ciencia con herramientas y la tecnología necesaria para su empleo, la gran mayoría de las persona aun las colocan en el campo de las creencias y no del saber comprobado. Que el hecho de perdonar sana y posibilita una mejor calidad de vida en las personas, es una verdad científica probada en todos los estudios realizados hasta la fecha.

Verdad desconocida por muchos y que solo la siguen dejando librada al campo del creer, al azar de cada individuo, cuando en verdad no debería ser así si se busca mejorar la vida. El perdón es una actitud que lleva a una conducta y desarrollarla es un ejercicio muy beneficioso para la salud. Esta verdad ignorada estimula y predispone la enfermedad.

 

Un núcleo de poder.

Las emociones no resueltas actúan como virus energéticos en el cuerpo. Formadas por experiencias pasadas donde colabora tanto el cuerpo (fisiología) como la mente (recuerdos), actúan de una manera realmente influyente en la vida cotidiana de todo ser humano. Al comprometer tanto al plano fisiológico como al mental generan las conocidas enfermedades compuestas o psicosomáticas, las cuales determinan en mayor o menor medida la autonomía del ser humano en su vida diaria.

Digamos entonces que las emociones son algo así como un núcleo de fuerza que si no circula se enquista en el ser humano generando una resistencia que le acarrea todo un grupo de malestares e inconvenientes. Un quiste energético con efectos en la mente, la química y la fisiología.

 

La solución

La disolución de esta energía, al igual que en la liberación de la energía del núcleo de un átomo, permite al ser humano disponer de ella para su utilización en pro de su mejor calidad de vida, proyectos, afectos, relaciones, etc.. Esto si no vuelve a caer en otro atraco energético emocional.
No existen emociones buenas ni malas, solo las emociones, lo que ocurre como bien nos enseñaron los griegos, es que toda fuerza en exceso produce un desequilibrio en cualquier sistema y esto es lo que ocurre con nuestras emociones. Ni el que está todo el día sin hacer nada, ni tampoco aquel que se la pasa trabajando puede alcanzar la salud óptima.
A esto se le llama principio de homeostasis o equilibrio y es una referencia necesaria e imprescindible para que la vida no solo subsista sino que evolucione a niveles cada vez mayores de orden y adaptación al entorno.

Es tiempo que adoptemos cierta la información, como la que nos brinda la medicina del perdón, si queremos sobrepasar un sinfín de malestares que en nuestra vida diaria nos oprimen y no nos permiten evolucionar hacia mejores niveles de salud.

Por último les quiero dejar algo que tal vez los ayude para adoptar mejor esta actitud: “La gente no hace daño porque es mala, lástima porque tiene miedo y esta herida. Aquel que puede perdonar primero tiene un mayor control de su vida, más allá de cómo se haya iniciado un conflicto, porque es el que menos sometimiento posee a sus estados emocionales”.

Como todo, al primero que debemos liberar de las cadenas de prejuicios e ignorancia es a nosotros mismos. La verdad nos hace libres.

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